Jorge Romero, quien por ese entonces recién daba los primeros pasos dentro de la medicina, rompió el silencio con una extensa nota para el Diario El País de Uruguay.
Apuntó contra el entorno del actual DT de la selección y sostuvo que Diego Maradona estuvo en coma por una sobredosis de cocaína. “A Cóppola se le ocurre parar en la estación de La Barra para cargar 70 litros de combustible. Estuvimos 15 minutos con Maradona en coma mientras cargaba nafta. Lo quería matar”, sostuvo.
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Hacía un mes que Jorge Romero se había recibido de médico cuando le tocó atender a su paciente más célebre: Diego Maradona. Diez años después del episodio, el médico cuenta como fueron aquellos días, entre el sanatorio y el juzgado.

El lunes 4 se cumplen los primeros 10 años del caso judicial de mayor explosión mediática de la historia de Punta del Este. El martes 4 de enero de 2000 el astro argentino Diego Armando Maradona ingresaba en estado de coma al sanatorio Cantegril de Punta del Este.

Estuvo a punto de morir por una sobredosis de cocaína. Un joven médico recién recibido, sin un peso en el bolsillo, le salvó la vida con una cánula de Mayo y una serie de maniobras para que pudiera respirar.

Romero trabaja en la policlínica del MSP de José Ignacio, inaugurada ayer.
El médico ni siquiera participó del acto. Continuó atendiendo a los pacientes, en su mayoría personas de escaso o nulo poder adquisitivo que residen en La Juanita.

Al final conversó con El País sobre lo ocurrido aquel día cuando fue llamado para atender a Maradona, víctima de una grave descomposición.

Con el título bajo el brazo pero sin lugar para vivir, Romero llegó en diciembre de 1999 a Punta del Este luego de completar su carrera universitaria. El 1° de enero de 2000 comenzó a trabajar como médico en la policlínica de La Barra. “No tenía casa. Me había venido de Montevideo luego de 10 años de estudio y de intensa actividad política y gremial. Me había pasado de todo.
Hasta cumplí con dos huelgas de hambre. Estaba muy cansado. Por eso resolví venirme.
`Me consigo un laburito en la Asistencial y voy tirando como médico general. Así descanso y me desenchufo`, pensé cuando resolví dejar Montevideo y regresar.
Así conseguí trabajo en la policlínica de La Barra. La cosa empezaba a caminar pero todavía ni siquiera tenía un lugar para dormir.
Dormí en el piso de la policlínica de un colega. Tampoco tenía plata pero sí un poco de hambre”, recordó, sobre los días en que llegó a La Barra.

Al cuarto día el panorama de tranquilidad y desenchufe que buscaba voló por los aires. Un llamado telefónico provocó un terremoto.
“Alrededor de la una de la tarde alguien llamó a la policlínica. Una auxiliar de enfermería atendió y enseguida me dijo, algo exaltada: `Doctor, Maradona está mal y quieren venir a buscar un aparato de presión`.
El señor era un tal Cóppola. Este señor quería llevarse el aparato de presión y un estetoscopio porque él quería auscultar a Maradona”, recordó.
Romero sostuvo que no prestaría los aparatos por lo que montó en su destartalada Mehari para dirigirse a José Ignacio, donde se encontraba alojado el ex capitán albiceleste en la chacra del empresario argentino Pablo Cosentino.

“Cuando llegué me hicieron pasar enseguida. Me encontré no a Maradona. Me encontré a un hombre muriendo. Estaba en estado de coma tirado en un sillón. Rodeado de personas que no tenían mucha idea de lo que había que hacer”, señaló.

Luego de una complicada negociación, Cóppola y Romero resolvieron cargar a Maradona en la camioneta Range Rover para llevarlo de apuro a un centro asistencial de Punta del Este donde pudieran atenderlo correctamente.

Romero niega haberle practicado masaje cardíaco o respiración boca a boca durante el viaje de unos 30 kilómetros entre la chacra de José Ignacio y el sanatorio Cantegril. “Le practiqué algunas maniobras para mantener la vía aérea despejada, para que pudiera respirar.
Maradona presentó varias pausas apneicas porque su sistema respiratorio dejaba de actuar”, señaló. “Entre que llegué y lo llevamos pasaron como 40 minutos. Para mí fue como si fuera un siglo. En todo momento pensé que si Maradona moría en esas condiciones mi carrera médica terminaba”, recordó.

Romero siempre le baja las revoluciones cuando se lo señala como el salvador de Maradona. No duda en compartir el cartel con el ahora ex amigo y ex apoderado. “¿Sabés quien le salvó la vida a Maradona? Cóppola. Cuando evalué la situación le advertí a Cóppola que Maradona se moría si no recibía una rápida atención de parte de un médico intensivista.
`Mirá, lo primero que hay que hacer es llamar a una ambulancia y a un médico intensivista muy experimentado, que sepa mucho para poder manejar este cuadro. Este hombre se estaba muriendo`, le dije a Cóppola. La respuesta fue inmediata: `No`. Y me lo explicó: `la prensa es muy difícil, por lo que Maradona vive o muere pero contigo`. Quedé helado. Pensé en hacerle firmar una nota y retirarme del lugar. Tenía miedo hasta de perder el título. Entonces resolvimos llevarlo. Y ahí fue cuando Maradona se salvó porque cuando llegó al sanatorio se puso crítico y con riesgo de vida. Ninguna unidad hubiera llegado a tiempo desde José Ignacio para llevarlo al sanatorio”, afirmó Romero.

Romero no sólo le salvó la vida a Maradona. El testimonio que brindó ante la entonces juez penal de feria, Adriana de los Santos, fue clave para dictar el procesamiento sin prisión de Guillermo Cóppola por el delito de falso testimonio. El ex apoderado de Maradona fue imputado de ese delito el 10 de enero de 2000. Los investigadores pretendieron esconder a Romero de los medios de comunicación. Su presencia en el juzgado penal, adonde llegó en su Mehari azul, pasó inadvertida para los medios argentinos que habían sitiado el juzgado de la calle Román Guerra y 25 de Mayo, tal como lo habían hecho con el sanatorio Cantegril. En la sede judicial Romero y Cóppola volvieron a verse las caras. “Cuando declaro señalo la presencia, en el momento que fui a atender a Maradona de un quinto sujeto, algo que ninguno de ellos había hecho”, explicó Romero.
Se refiere al publicista argentino Carlos Fierro Viera, luego señalado como responsable de haber suministrado la droga a Maradona.

Fierro Viera abandonó el Uruguay el mismo 4 de enero en un vuelo desde Laguna del Sauce hacia Buenos Aires. “Esto generó la situación de perjurio por la cual él fue procesado. Cuando Cóppola se entera de esto por mi boca en una conversación privada que mantuve con él creí que me mataba. Sucedió fuera del juzgado cuando nos encontramos de casualidad. Ahí le dije lo que había declarado. El tipo se recalentó. Mencionó que era una persona muy impulsiva. Fue una experiencia terrible. De hecho creo que me amenazó de muerte. Los tres que estábamos en la conversación sentimos lo mismo. Es la primera vez que lo cuento. Luego salió a decir de todo de mí en los medios. Inclusive puso en duda mi condición de médico. Fue cuando pasé de ídolo a atorrante”, explicó.

“Nunca más tuve ningún contacto con ellos. Ni con Maradona, ni con Cóppola. Seguí con mi vida de siempre, como ahora que viajo a primera hora para atender a los pacientes de la cátedra de nefrología del Hospital de Clínicas donde soy asistente”, enfatizó.

El doctor Romero también tiene algo que decir de Cóppola. “Cuando vamos de viaje (desde José Ignacio a Cantegril), a Cóppola se le ocurre parar en la estación de La Barra para cargar 70 litros de combustible. Estuvimos 15 minutos con Maradona en coma mientras cargaba nafta.
Lo quería matar”, dijo. En la camioneta, además, se encontraba el dueño de casa, Pablo Consentino.